H I S T O R I A 009

MARIA DEL CARMEN


Contacté con Raquel antes de lanzar el proyecto, porque me encantaron las piezas bordadas que tenía, y descubrí que provenía de una familia de costureras. Me contó que su abuela, María Josefa Vara, nació en 1923 en Fene, A Coruña. Era madre de familia, pero no cotizó como costurera profesional; "cosía para fuera", es decir, para las señoras de la época, especialmente para una familia militar que vivía cerca. Su especialidad era la costura tradicional: bordaba a mano, tejía a mano y confeccionaba prendas con una máquina antigua, una Alfa que venía con su mueble. Cosía también en casa, aprovechando cualquier rato libre entre el cuidado del ganado y de sus hijos, y se hacía sus propias faldas.

En esos tiempos, las reuniones de mujeres eran esenciales en su vida. Cada domingo, María Josefa se reunía con sus hermanas y amigas para ponerse al día y compartir las novedades de la semana. En esos encuentros, cada mujer tenía su sitio y, entre risas y complicidad, las historias de vida se entrelazaban con los hilos de los bordados.

Raquel me contó que su madre, María del Carmen Rodríguez Vara, nacida en 1965, comenzó a coser por influencia de su madre. Aunque estudió corte y confección y consiguió una máquina moderna para bordar, prefería la vieja Alfa, la misma que su madre había usado. De alguna manera, al trabajar con esa máquina antigua, sentía que se conectaba con la historia de su familia. Raquel recuerda especialmente cómo su madre y su abuela se unían para hacer los disfraces de carnaval: "Mi madre le daba la idea, y ella los llevaba a cabo: de caperucita, geisha, Charles Chaplin..." Aunque las obligaciones familiares hicieron que María del Carmen cosiera menos en los últimos años, Raquel guarda con cariño una falda, un corpiño y un bolso de mesera medieval, que todavía usa.

A través de las puntadas de la máquina Alfa, las tradiciones de esta familia se mantenían vivas. La costura se convirtió en un legado que unía a las generaciones, una forma de no solo vestir a la familia, sino también de contar historias y de mantener vivas las memorias a través de cada prenda.

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ROCÍO